04 octubre 2010

Trayectoria de Las Esculas Caride-Toyos desde su fundación hasta hoy

ELY: Al escribir sobre las cosas de nuestro querido pueblo, no podemos olvidarnos de las ESCUELAS donde aprendimos a leer y a iniciarnos en los estudios, muchas generaciones de vecinos de La Riera.
Haremos una breve exposición de la trayectoria de estas ESCUELAS desde su fundación hasta hoy.
Era mediados del siglo XIX, cuando mi tío-abuelo, Don José Caride, hermano de mi abuela Mariquina, se marchó a la Argentina como tantas gentes hacían en aquellos años.
El abuelo José hizo fortuna y no se olvidó de su pueblo ni de su familia que aquí vivía.
El 7 de enero de 1910, abren sus puertas las escuelas que Él patrocinó con el nombre de “ESCUELAS CARIDE-TOYOS”.
Durante unos años tuvieron un uso completo: se hacía el curso escolar y en verano venían colonias de niños, bajo la dirección de Doña Emilia Roza.
Con el paso de los años, pasaron a depender del ministerio de Educación y Ciencia. Es en este momento cuando su conservación ya no dependía de la Fundación sino del Ayuntamiento, como ocurre con todos las escuelas estatales.
El Ayuntamiento cumple su función hasta que se hace la concentración escolar en Colunga. En este momento, estos edificios ya no tienen un fin social, por lo que el Ayuntamiento deja de tener obligación de su mantenimiento.
Mi padre que se ocupaba de esto, como antes hizo mi abuelo, D. Antonio Bulnes, que fue cofundador, hizo que Manolo y Cuca, vecinos de La Riera, se instalaran en las casas de los maestros para cuidar de ello y dar cuerda al reloj que alegraba con sus campanadas a todo el pueblo.
Es entonces cuando empiezan a deteriorarse las construcciones, no por desinterés de los inquilinos sino por falta de medios económicos para ir arreglando lo que se deterioraba.
Desde el día que se hizo la concentración escolar, se está buscando un organismo que quiera hacerse cargo de esto, dándole un destino social, para lo que fue creado. Se contactó con el Principado a través de distintas Consejerías, también con el Ayuntamiento en varias ocasiones, pero hasta el momento no se consiguió nada. En ello seguimos.
Todos los datos que aquí se dan, se pueden constatar en los documentos fundacionales y en el libro de actas.

Sumaba el capital fundacional, 90.000 pesetas (dato aportado por Lis, también del libro fundacional de las escuelas, además de las fotos que aquí aparecen).

1 comentarios:

ana contralto dijo...

Os mando ésto por si lo quereis poner en el blog
Ana



Arte General de Grangerías (1711-1714)
Fray Toribio de Santo Tomás y Pumarada
Arte General de Grangerías (1711-1714)
Entre 1711 y 1714, fray Toribio de Santo Tomás y Pumarada (1658-1714/1715), dominico natural de La Riera (Colunga, Asturias) y residente en el convento de San Pablo de Valladolid, escribió un ambicioso Arte General de Granjerías para un sobrino que vivía en La Riera, para que con sus enseñanzas dejase de ser pobre y no dependiese de los "señores caciques". El manuscrito no llegó nunca a su sobrino, pero se ha conservado en perfectas condiciones hasta hoy.
El Arte General de Grangerías es una fuente de información muy valiosa par múltiples asuntos. Cubre un vacío de más de un siglo en los tratados de agronomía española, entre la obra de fray Miguel Agustín (1617) y las publicadas en la segunda mitad del siglo XVIII por los ilustrados de inspiración francesa o traducidas del francés. Además, Pumarada, aunque escribe en castellano, emplea muchas voces asturianas para referirse a útiles, faenas, árboles, plantas e incluso a cualidades y sentimientos. Son más de seiscientas palabras, que constituyen un nutrido glosario del léxico asturiano de la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII, época de verdadera penuria de fuentes sobre la lengua asturiana. La obra se divide en dos partes: la Grangería Espiritual y la Grangería Temporal. En la primera ofrece noticias sobre la situación religiosa de la época, vista por la mirada de un predicador que pasó muchos años recorriendo Castilla y otros lugares del norte de España. Es un compendio de teología dogmático-moral dirigido a la instrucción de su sobrino y familia y a la vez una muestra de lo que podía ser la doctrina y el estilo de la predicación a fines del siglo XVII. Resulta una fuente igualmente valiosa para el conocimiento de la mentalidad y de las actitudes relacionadas con la vida doméstica y el mundo rural en ese periodo. La segunda parte es la agronómica, y trata sobre los cultivos, árboles, ganado, la casa y otras construcciones, ropas, aperos y demás, no sólo de Asturias, sino también de los lugares en los que residió o predicó su autor.
La edición va precedida de un amplio estudio sobre el autor y su obra de Juaco López Álvarez, director del Museo del Pueblo de Asturias. El texto ha sido transcrito por María José Priesca Balbín y Jesús Suárez López, igualmente adscritos a dicho museo.