Foto de 1912 en Santianes- La Poledura- San Antonio, la Virgen del Carmen (patrona del pueblo). El Cristo del Amparo, Nuestra Sra. Del Rosario y en diciembre, Santa Bárbara, sin olvidar el verano con la famosa “GARROTIADA”.
Vamos a describiros que es esto de la fiesta de “LA GARROTIADA”:
Es una gira campestre donde las afamadas cuadrillas, blandiendo los garrotes, (garrote o mayal eran dos palos unidos por una correa) despojaban a las asoleyadas espigas de sus granos y que previamente habían sido transportadas en grandes sábanas de hilo confeccionadas para la ocasión. Los garroteadotes apaleaban, con pericia, aquellas espigas a fin de que soltaran los granos de trigo de escanda que encerraban en su seno. Una vez terminado el trabajo de los garroteadotes que, con gran maestría habían llevado a cabo; con manojos de ramo de acebo se separaban los granos de los rastrojos y se metían estos en los sacos que previamente habían sido dispuestos.
En La Riera existían varias cuadrillas de garroteadotes y solían prestar sus servicios por los pueblos del Concejo, como se demuestra en la foto que, convenientemente, se acompaña.
Al final de “LA GARROTIADA” se daba cuenta de una opípara merienda. En ella reinaba la suculenta tortilla, el adobu, sin olvidar los chorizos y el jamón de la matanza. Todo ello rociado con tragos de espumosa sidra, elaborada en los llagares del pueblo. Eran extraordinarias las tortillas de Aurelia, para algunos Madrina. Su gusto y sabor causaban admiración entre los comensales.
Se terminaba la fiesta entonando algún cantarín de la época y marcándose algunas jotas y demás bailables a los sones de la gaita de Casimiro.
Vamos a describiros que es esto de la fiesta de “LA GARROTIADA”:
Es una gira campestre donde las afamadas cuadrillas, blandiendo los garrotes, (garrote o mayal eran dos palos unidos por una correa) despojaban a las asoleyadas espigas de sus granos y que previamente habían sido transportadas en grandes sábanas de hilo confeccionadas para la ocasión. Los garroteadotes apaleaban, con pericia, aquellas espigas a fin de que soltaran los granos de trigo de escanda que encerraban en su seno. Una vez terminado el trabajo de los garroteadotes que, con gran maestría habían llevado a cabo; con manojos de ramo de acebo se separaban los granos de los rastrojos y se metían estos en los sacos que previamente habían sido dispuestos.
En La Riera existían varias cuadrillas de garroteadotes y solían prestar sus servicios por los pueblos del Concejo, como se demuestra en la foto que, convenientemente, se acompaña.
Al final de “LA GARROTIADA” se daba cuenta de una opípara merienda. En ella reinaba la suculenta tortilla, el adobu, sin olvidar los chorizos y el jamón de la matanza. Todo ello rociado con tragos de espumosa sidra, elaborada en los llagares del pueblo. Eran extraordinarias las tortillas de Aurelia, para algunos Madrina. Su gusto y sabor causaban admiración entre los comensales.
Se terminaba la fiesta entonando algún cantarín de la época y marcándose algunas jotas y demás bailables a los sones de la gaita de Casimiro.
Cesar
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