¡Oh
Señor! en el vergel
que
al hombre, Tú, regalaste;
plantaste
una flor en Él,
que
también, Tú, la legaste:+
“LA
MUJER”
Nos
cuesta reconocer,
que
en el mundo existen cosas,
que
no son, lo que han de ser,
para
nosotros, hermosas.
¿A
qué me estoy refiriendo?
AL
TRATO DE LA MUJER.
Dios
con un soplo de vida,
sobre
aquel hueso del hombre,
dio
vida a un hermoso SER.
La
mirada concebida
y
le dijo: ¡ponle el nombre!.
Al
rato Adán contestó: EVA.
La
Madre de los vivientes
y
empezó una vida nueva,
para
todos los presentes.
Dios,
señaló su destino:
Se
la dio por compañera.
Mostrándoles
el camino
dio
por buena aquella entrega.
Ella
fue la flor que un día
a
ella misma enamoraste.
Si
perdió, su lozanía,…
¡Dime
tú! ¿Tuviste parte?
Con
la mano a ti tendida
y
devolviendo el favor,
en
espera que, su vida,
fuera
el triunfo del amor.
Mas
lloró, te suplicó.
¡Nunca,
tú, le hiciste caso!
El
daño se consumó,
pues
su vida… ¿fue un fracaso?
Pesares,
desavenencias,
malos
tratos y matices
con
no buenas avenencias.
¡Cuántas
horas infelices!
Es
que yo ¡soy el que soy!
¡Me
tienes que obedecer!
Por
ese camino, no voy.
¡Más
respeto, a tu mujer!
Con
la mano siempre alzada,
tú,
el castigo le asestaste.
¡Qué
sucia, y vil canallada!
¿Con
ella el perdón ganaste?
Una,
dos, tres, cuatro y más
sufren
esa lacra humana,
que
sin perder el compás,
el
baile de la semana.
Lunes,
martes y miércoles,
sin
dejar un solo día.
Jueves
y también los viernes.
Sábados,
y domingo en cía.
Mas
lo malo de esta orquesta,
es
que el propio director
de
tan triste y fatal fiesta…
tu
protegido, Señor.
Otra
vez el INRI a cuestas.
Hasta…
¿cuándo, Madre mía?
¡Son
tantas ya las respuestas
de
esta larga letanía…!
Que
llega lo inevitable:
romper
lo que les unía.
¿Tu
respuesta es favorable?
Llega
la cruel cobardía.
¿Qué
juez dictó tal sentencia?
¿Era
que la merecía?
¿Ser
compañera? en esencia.
¿Esclava?
nunca sería.
Tú
la condenaste a MUERTE
y
le aplicaste el castigo.
Contigo
no tuvo suerte,
pues
nunca fuiste su amigo.
Para
lo bueno, en lo malo,
dijo:
el vínculo sagrado.
Mas
para ella ha sido el palo,
no
acataste lo jurado.
Fue
tu crimen meditado.
Lo
apuraste hasta las heces.
Pero…
¿te dio resultado?
¡Cuánto,
cuánto mal mereces!
¿Recordaste
bien tus pasos?
¡Cuántos
engaños, mentiras!
¡Las
veces que tu retrasos
fueron
causa de más iras!
Perdiste
en ella la fe
y
te volviste agresivo.
eso
que en ti nunca fue
y
también aquél olvido.
Ese
olvido que en pareja…
tremendamente
nocivo:
cuando
a la mujer se aleja
como
a un objeto pasivo.
Recuerda
aquel proceder:
…
y sus pasos ¿dónde van?
¡carece
de parecer!
¡mi
mujer! para el desván.
Hoy
se viene a demostrar,
que
en el desván aprendió
aquella
forma de amar
que
a ti, rey, se te olvidó.
Despertaste
del letargo,
mas
el volver vino tarde.
Aquello
fue un trago amargo
y,
tú, imitaste al cobarde.
Truncaste
en flor una vida
sin
calcular consecuencias.
La
experiencia repetida…
a
pesar que hay advertencias.
Somos
hijos del pecado;
del
seno de una mujer.
¡Hombre,
no seas despiadado,
no
mates tu propio SER!
Mas
ese ataque doloso
de
una fuerza ilimitada…
¿No
habrá quien le ponga coso
y
parará su escalada?
No
vale decir: ¡terrible!
y
luego pasar de largo.
Legislad,
haced posible
que
el HOMBRE no sea un bastardo.
¡BASTARDO!
bastardo el hombre,
que
maltrata a la MUJER.
¡Que
no le cambien el nombre,
le
bautizó Lucifer.
Devuélvele
la confianza
sin
imponer tu razón.
A
ella vuelva la esperanza.
Calor
en su corazón.
Si
en el nuevo caminar
no
apareciese el amor,
busca,
que habrá de brotar
en
otro jardín, tu flor.
Y
si la diosa fortuna
te
concediese esa suerte,
recuerda
que antaño hubo una.
¡No
pienses más en la MUERTE!
Tú,
jamás, vuelvas a caer
en
la misma villanía.
¡Nunca
más en ti, el placer,
de
verla muerta algún día!
A
TI MUJER, QUE A LA FOSA
TE
LLEVÓ EL CRIMEN MALVADO.
DIOS
TE HAGA SER ROSA HERMOSA
DE
SU JARDÍN, A SU LADO.
César Carús Arnáiz 25/11/2016
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